Ayuno
Hay tardes
en que el estómago
del fin del mundo
ruge
La cocción lenta de
los siglos violentos
alcanza su
máxima sazón
Y me encuentro
sentada a una mesa
con platos de
repudio
y rencores
para la cena
El derroche
de lo humano
en cuatro tiempos
Todo
lo que puedas odiar
por $99.90
Bebidas
y oxígeno
se cobran por separado
Primer tiempo
a elegir entre
Paté de fanatismo religioso
montado en tostaditas provida
libres de gluten
y huérfanos incómodos
o
Chips de pueblos sometidos
bañadas en dip de
no quiero ser prieto
Segundo tiempo
Gran bollo misógino
relleno de sopa de
si la violan seguro es por puta
y si denuncia
será una calumnia
Plato fuerte
a elegir entre
Asesinato confitado
y deshuesado en su jugo
y por andar en malos pasos
o
Molcajete de cuerpos desmembrados
con salsa de crimen organizado
para que te puedas
seguir drogando en paz
Para el postre
Helado de chocolate
con chispas de
me vale madre
que la industria chocolatera
utilice mano de obra esclavizada
o
Panacota de si no opinas
lo mismo que yo
deberías matarte
bañado en salsa de fresas
Inútil preguntar
por popurrí de
besos y abrazos
digestivos
entre semejante
banquete de
natural humanidad
Sí
hay tardes
en que el estómago
del fin del mundo
ruge
y la cocción lenta de
los siglos violentos
alcanza su máxima sazón
Y nos sentamos
sin remedio
a tragar
y odiar
Pagamos $99.90
más oxígeno
y bebidas
Y encima
dejamos propina
agradecidos
por la dicha
de tener
a quién tragarnos
¿Para cuándo
empezamos
el ayuno de prójimo?
¿Para cuándo
entenderemos
que lo que le urge
al estómago
es amar?